miércoles, enero 19

Horacio

Que si escribo hoy es para erradicar la idea que sugerí en el post anterior, cosa que queda sin realizar. En su lugar, probablemente se celebrará un cumpleaños mangoroso en modo mangoroso: pleno retorno a los viejos tiempos bohemios, con una cena en la que se festejarán las virtudes de las aceitunas, delicias báquicas y de postre, algo rigurosamente relacionado a lo poético...epítetos, refranes, versos de poesía, la lectura de un pasaje predilecto, un pasaje significativo para marcar un pasaje a otra etapa más de ésta mi vida como mango rojo lleno de sueños, de palabras sin pronunciar que franquean el borde de lo indecible, que expresan un deseo paralelo a aquello del capítulo 36 de cierta novela en que protagoniza cierto Horacio Oliveira, quien pasea junto al Sena:

"Se moriría sin llegar a su kibbutz pero su kibbutz estaba allí, lejos pero estaba y él sabía que estaba porque era hijo de su deseo, era su deseo así como él era su deseo y el mundo o la representación del mundo eran deseo, eran su deseo o el deseo, no importaba demasiado a esa hora."

Ni tampoco importa a esta hora. Lo esencial es que se continúe el juego.

1 comentario:

燒餅油條Little Pig dijo...
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