miércoles, enero 19

Horacio

Que si escribo hoy es para erradicar la idea que sugerí en el post anterior, cosa que queda sin realizar. En su lugar, probablemente se celebrará un cumpleaños mangoroso en modo mangoroso: pleno retorno a los viejos tiempos bohemios, con una cena en la que se festejarán las virtudes de las aceitunas, delicias báquicas y de postre, algo rigurosamente relacionado a lo poético...epítetos, refranes, versos de poesía, la lectura de un pasaje predilecto, un pasaje significativo para marcar un pasaje a otra etapa más de ésta mi vida como mango rojo lleno de sueños, de palabras sin pronunciar que franquean el borde de lo indecible, que expresan un deseo paralelo a aquello del capítulo 36 de cierta novela en que protagoniza cierto Horacio Oliveira, quien pasea junto al Sena:

"Se moriría sin llegar a su kibbutz pero su kibbutz estaba allí, lejos pero estaba y él sabía que estaba porque era hijo de su deseo, era su deseo así como él era su deseo y el mundo o la representación del mundo eran deseo, eran su deseo o el deseo, no importaba demasiado a esa hora."

Ni tampoco importa a esta hora. Lo esencial es que se continúe el juego.

jueves, enero 6

Rodando

Recuerdo todavía mi adolescencia en Canadá, pero un Canadá particular: se trata de un período de mi vida que pasé en una ciudad mediana cuyo nombre no puede sino revelar las intenciones de sus fundadores que quisieron hacer de este London la capital del nuevo país de los ingleses. Ciudad que atrajo a gente próspera durante la Gran Depresión. Hasta hoy se nota un fuerte rastro anglosajón mezclado con un esnobismo intolerable.

London se sitúa entre Windsor y Toronto: o sea, entre EE.UU. y, según dicen algunos, una ciudad que pretende ser americana. Los canadienses, a pesar de su proximidad a la frontera de Bushlandia, se sienten lejos de los pecados de este país, se distancian. Mantienen una ortografía distinta, tienen un nivel superior de educación, hablan con más finura, son más sutiles a la hora de contar chistes y de bromear, gracias a su herencia británica, y cabe recordar que son queridos dondequiera que vayan por el mundo, a diferencia de sus vecinos.

Se sienten incluso superiores a éstos. La crítica contra Bush es fortísima, el menosprecio de los americanos, o al menos, del estereotipo de los americanos escandalosos, dominantes y jactosos, moneda común. Por otro lado, uno podría decir que en Canadá la gente es más reprimida. Lo cierto es que anda mucho más abrigada, o al menos, éste es el estereotipo que se quiere propagar de mi "patria". La realidad nos indica que en Canadá las temperaturas se asemejan cada vez más a las de la Florida....bueno, quizás exagero un poquito, pero ya no hay inviernos asombrosos con casi un metro de nieve hasta marzo.

Hay muchas cosas que ya no conozco de Canadá. Ya no recuerdo cómo funciona el sistema académico. Ya no reconozco la moneda; los billetes han cambiado y al parecer, su estilo imita al del euro. Para mí, no obstante las incomodidades de ser a menudo la única asiática en mi clase (pero otra más en el mundo de la música clásica), yo me aferro a mi identidad como canadiense. Incluso hay cosas de mi lado coreano que me incomodan todavía, al mismo tiempo que otras cosas me consuelan en tiempos de estrés.

En Canadá, se cree en el mosaico cultural. No es que no haya racismo ni discriminación. Los hay, los hay. Por mi parte, he venido asumiendo tal política cultural, lo cual me ha brindado los siguientes resultados: Ya no tengo nada en común con los canadienses que nunca han vivido en los Estados Unidos; tampoco estoy a gusto entre los estadounidenses que dicen, sin haber visto nunca mi país, que Canadá es igual a EE.UU.; entre coreanos hay cierta confianza, pero siento una laguna enorme de conocimiento cultural; he ampliado mi repertorio cultural hasta tal punto que hablar de cultura me da asco.

¿Qué cultura? ¿De quién? ¿Por qué? Me encuentro fuera de todas, y metida al mismo tiempo en una deliciosa mezcla cultural en el contexto de mi burbuja académica. Yo pienso sólo en términos de límites, fronteras y horizontes. Tengo mis destinaciones predilectas, mis puntos de referencia elegidos por mí misma, una definición propiamente mía. Desde tal perspectiva, yo no me uno a ninguna cultura en particular, a la vez que asimilo todo lo que me guste de cada cultura que llego a conocer.

Así que, rodando vine y rodando voy hacia nuevos horizontes y nuevos destinos.

domingo, enero 2

Desafinado



Você com a sua música You with your music
esqueceu o principal forgot the main thing
é que no peito is that in the chest
dos desafinados of those out of tune
No fundo do peito Deep within the chest
bate calado beating quietly
Que no peito That in the chest
dos desafinados of those out of tune
também bate um coração a heart also beats

(suenho de hace unos dias)

Estoy en mi habitacion en mi casa en Bloomington. Recuerdo con claridad la funda de edredon (azul moreno con un disenho geometrico, seudo-indio). D. esta sentado en la cama, observandome mientras yo me distraigo buscando un cigarro. Cuando encuentro uno, veo que esta algo doblado y noto las arrugas en el papel del cigarro. Luego busco un cenicero, y descubro el azul (de vidrio, con alambre de cobre) que hice hace casi siete anhos. D. me habla mientras abro y cierro los archivos de la clase: vacios porque ya les habia devuelto la tarea a los estudiantes al final del semestre. Yo le dirijo unas cuantas palabras a D., pero la ultima cosa que le digo, que es la unica cosa que recuerdo de lo que le decia es: "...y pensar que yo me deje besar por ti." Palabras exactas del suenho, porque hablamos en espanhol.

Pon el titulo y asi no habra confusion

Otro suenho:

Estoy en un aula cuyas paredes estan decoradas de pinturas y dibujos hechos por los ninhos de la escuela primaria. En las sillas bajisimas estan sentados mis estudiantes de S275 (curso de cultura y civilizacion del mundo hispano), en sus grupos de cuatro o cinco personas. Reconozco a una de ellos, pero lleva un peinado como el tipico de las cantantes de musica "country" de los anhos 70. Ella me mira atenta. Explico a su grupo lo que tienen que hacer, luego paso a otra aula contigua a esta, donde hay otro grupo de estudiantes. Aparentemente tienen que cortar con tijeras varias imagenes de las revistas que les habia repartido antes. Un grupo en particular no entiende nada de lo que debe hacer. Les pregunto si tienen una revista. Cuando me dicen que no, les doy otra. Cuando me preguntan que es lo que tienen que hacer con ella, les repito las instrucciones, haciendo esfuerzos por disimular mi impaciencia. Uno de los chicos trata de realizarlas, pero le corrijo, diciendo que en vez de cortar al azar, hay que cortar un cuadro perfecto. Le explico que hay que poner el titulo debajo de la imagen para aclarar lo que representa (se trata de imagenes de gambas fritas, ensalada Caesar y salsa coctel).

Indico con el dedo donde que hay que poner el titulo, que "si es salsa coctel, hay que escribir salsa coctel".
-Pero por que? Ya no es suficiente con la imagen?
-No, como va a saber la gente, que no tiene la misma informacion que tu? Pon el titulo y asi no habra confusion.

Pues bien, pongamos el titulo y asi no habra confusion.

sábado, enero 1

Espejos y espejismos: No hagamos literatura

Cuando mi hermana se quejaba por meses seguidos de una amiga y su hipocresia, yo le decia: "The mirror always points outwards". Es decir que el espejo, en vez de facilitarle la autoreflexion, vino a representar un criterio para criticar a todos menos a si misma. Una mostraba al mundo lo que queria que todos vieran. Asi se esforzaba porque todos se vieran reflejados de modo alagador, en vez de encarar la verdad y ofrecersela a los demas.

El espejismo que se crea nos tuerce la realidad y la pone de lado. Un circulo rojo para una persona es un triangulo anaranjado para otra; pero igual si se encuentran en la calle a las dos de la madrugada, que importa que lo que es redondo para uno sea dolor para otro?

En Rayuela, Horacio acompanha a una pianista que vive en el pasado en un capitulo senhalado por Andres Amoros en su introduccion a la novela. Una pianista que no se da cuenta de la verdad penosa (para Horacio): su gloria ya ha pasado, si es que la hubo de veras. En cualquier caso, lo que empieza como reticencia por parte de Oliveira (el mismo Horacio) se truca por su valentia repentina e inexplicable frente a la embarazosa situacion de la pianista. Si bien Amoros afirma que esta "novela" comprende una obra de "prosa poetica", puede anhadirse que la tecnica reside en la improvisacion al estilo del jazz de los modelos mencionados por el protagonista. Horacio, el que guarda la hora durante la noche, se presenta aqui como oyente constante de todo tipo de musica. Horacio no habla el lenguaje de las palabras sino que escucha las notas, el ritmo, el vuelo del trompetista hacia el orgasmo, climax que nuestro protagonista no parece ser capaz de lograr durante el acto sexual. Igual no le importa.

La figura de la pianista confiada recuerda la del protagonista de "Der Tod in Venedig" (sin comentario), y una de la pelicula de Denys Arcand, "Jesus de Montreal". El grupo de teatro presenta su obra en varios sitios; tras cada representacion, se les acerca una senhora de cierta edad (se le sabe por el maquillaje) que se seca las ultimas lagrimas y --con la mano sobre el corazon-- pronuncia entre suspiros que "vous m'avez tellement impressionee que j'ai commence' a pleurer" (prometo poner los acentos en cuanto pueda). Jura cada vez que esa ha sido la mejor representacion que nunca ha hecho el grupo, frase que comprueba lo vacias que son sus palabras.

Cosa que poco importa, si bien todo en la vida es actuacion. En realidad, las palabras de dicha senhora parodian el momento actuativo del grupo de teatro. El dilema segismundiano no ha cambiado mucho a lo largo de los siglos; tampoco efectúa grandes cambios un paso a otros generos, de otras culturas. Quien actua o interpreta desde el escenario viste la verdad de mentiras; quien miente a los actores hace el contrario. Quien acompanha a una pianista hasta donde vive, vistiendo el frances que oye de palabras y frases en el espanhol que ve el lector, hace lo mismo.

Que acaso no se sabe bien el limite entre los espejos y los espejismos.
Pero no hagamos literatura. Eso si que no.
Horacio solo queria sentirse mas humano de lo que le es posible, por ser invencion literaria.

Pero si acaso suda y huele a vodka, café y humo?