...de escribir algo.
Una noche soñé con una fórmula teórica.
Vi unas bellas mariposas volar por el aire
e intenté imitarlas muy humildemente.
Fue una imitación traidora
que revelaba tanta admiración
que yo caía en el pecado
del espejo: un reflejo
sin reflexión.
Luego me arrepentí y decidí
borrar el sueño teórico
para usar mis propias alas.
Hasta ahora me va bien, aunque
conservo aún un borrador
con su mariposa bosquejada
en la esquina.